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Una planta autofloreciente de cannabis es aquella variedad cuyo desarrollo no depende de la duración del fotoperíodo.
Son conocidas también por los nombres de «autoflowering» o automáticas, porque florecen automáticamente en función de la edad, sin que las horas de exposición a la luz sean decisivas en este proceso.
Las plantas autoflorecientes están especialmente recomendadas para climas frescos, para cultivadores sin demasiada experiencia o para quien busque un crecimiento rápido y poder usar su parafernalia de cannabis sin esperar demasiado.
Las cualidades únicas de estas plantas se deben a la presencia de una genética llamada «ruderalis» que procede de territorios con climas extremos como el sur de Siberia, Rusia o el norte de Kazajistán.
Por lo general, las plantas autoflorecientes también destacan por un óptimo desarrollo en climas fríos, más rápido que las feminizadas y sin tanta dedicación en su cultivo como otras variedades.
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Las plantas autoflorecientes pasan por las siguientes etapas:
Una planta autofloreciente puede ser de muy diferentes características, según la variedad concreta que se cultive.
Por lo general, a los 60 días desde su fase de germinación, este tipo de planta puede ofrecer una producción de entre 60 y 250 gramos.
A la hora de cortar una planta autofloreciente es importante identificar el grado de desarrollo que presenta, dado que no todas evolucionan por cada etapa con la misma velocidad.
Hay plantas autoflorecientes que pueden cortarse a las 8 semanas desde la germinación, mientras que otras tardan más de 11 semanas en desarrollarse por completo. No obstante, estos son períodos aproximados que pueden exponer la velocidad a la que crecen en comparación a otras variedades de cannabis.
Algunas de las señales que ayudan a saber que es el momento adecuado para el corte son las siguientes: